Hay condicionamientos o patrones de conducta
que son realmente cárceles en las cuales nos metieron muy pequeños. Todos
tienen que ver, lógicamente, con el ego y la carne. Por la gracia, nada tienen
que ver con el espíritu, quien siempre es libre. Carne y ego se corrompen, el
espíritu es incorruptible.
viernes, 19 de septiembre de 2014
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