Creo en la
vida eterna porque creo en ti, Padre, por el sacrificio de Jesús en la cruz y porque
de cada humano hiciste una maravilla pensante única e irrepetible, con espíritu
a tu imagen y semejanza. Me puedo apoyar para fundamentar la vida eterna en innumerables razones más, pero en
realidad una sola entre las tres citadas me basta y me sobra. Gracias en el nombre de Jesús.
martes, 11 de marzo de 2014
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