El
escudo de la fe está hecho con una aleación de la verdad, la justicia y la paz.
La espada espiritual con La Palabra. Y el yelmo divino con amor. Es la armadura
perfecta con la que el espíritu gana todas las batallas. Gracias en el nombre
de Jesús, Padre, por mostrarme la calidad y firmeza inmejorables de la protección de mi
integridad.
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