miércoles, 21 de abril de 2010

Reflexión de hoy

Tú me provees tanto y tan bien, Padre, que puedo vivir dedicado a darte gracias. Paso revista a mi vida y puedo afirmar que siempre ha sido así. Ahora sé que mi desidia para dedicar tiempo a reconocerte y llenar mi mente de agradecimiento dejó espacio a ser ocupados por los lamentos, producto natural de la negligencia en la búsqueda de Cristo. Hoy busco a Jesús y te agradezco, pero todavía hay en mí excesivos lamentos que me perturban. ¡Elimínalos, Padre!

No hay comentarios: