miércoles, 16 de septiembre de 2009
Reflexión de hoy
Padre, alabo Tu magnanimidad y Tu omnipotencia al escoger a hombres comunes y corrientes, no a los sabios afectados de la época, para que recibieran las instrucciones de Jesús y se convirtieran en apóstoles de Tu mensaje a través de toda la tierra. Ahora comprendo, así lo hiciste para que quienes más adelante quisiéramos ver, efectivamente viéramos que era imposible que aquellos hombres escribieran los textos que formaron La Biblia sin Tú intervención. Cuando los escogiste ellos sólo eran capaces de tomarte un dictado. ¡Grande es tu gloria!
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