Qué bueno, Padre, desperté con la mente
repitiéndome que no existe justificación válida para el resentimiento y que
todo lo que tengo que hacer es agradarte, respetarte y disfrutarte. En el
nombre de Jesús te doy las gracias por ese flujo de consejos luminosos que me llegaron
desde La Palabra a través de Wayne Dyer y Rick Warren.
lunes, 17 de febrero de 2014
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