martes, 12 de enero de 2010

Reflexión de hoy

¡Qué buen sueño tuve anoche, Padre! Ver viejos amigos y lugares recorridos tiempo atrás alegra, aunque sólo sea soñando. Pero, Tú sabes, lo que más me alegra de ese sueño es haber visto en su casa a la madre de unos amigos sentada en el mismo lugar que solía hacer sus lecturas cristianas, tejer o descansar y que le dije al despedirme junto a uno de sus hijos: “no se preocupe, ya no bebo porque soy cristiano”. Gracias, Padre, en nombre de Jesús, porque el sueño es el motor de la realización.

No hay comentarios: