Gracias, gracias, gracias… gracias por los inesperados
mensajes recibidos en las últimas horas que me llenaron de regocijo absoluto. ¡Eres
impredecible, Padre, en cuánto a que jamás puedo saber a través de quien y en
la circunstancia que me dará palmadas de aliento! Gracias en el nombre de
Jesús.
lunes, 27 de octubre de 2014
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