Los árboles nunca dejan de florecer, mientras vida
tienen. Si así lo determinaste con los árboles, seguro que esa propiedad está
puesta en mí. Yo soy quien limita mi floración actuando situado en el plano
material e ignorando la energía divina. Gracias en el nombre de Jesús, Padre,
por el mensaje.
domingo, 26 de octubre de 2014
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