Gracias, Padre, por hacer que yo entienda que por lo
único que realmente tengo que preocuparme es por los episodios de carencia de
fe. Ahora entiendo que ni por la salvación debo preocuparme, porque esa es una
gracia reservada para quienes actúan con fe. Te repito las gracias en el nombre
de Jesús.
lunes, 13 de octubre de 2014
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