Ahora
lo entiendo mejor. Cuando hablamos de la salvación del espíritu, se refiere a
quedarnos con él, como parte nuestra, por toda la eternidad. Como parte tuya
que es, Padre, el espíritu nunca muere. Si no nos hacemos merecedores para
conservarlo, cuando pasemos al otro plano habremos de sufrir eternamente sin su
auxilio. Gracias, en el nombre de Jesús, por hacer que lo entienda. Ayúdame a conservarlo.
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