Qué
rápido atendiste mi llamado, Padre. Gracias, en el nombre de Jesús. Puedo
afirmar que ayer recibí las lecciones más extraordinarias para despojarme por
completo de mi ego y ver más claro el camino de regreso a Ti, al concluir la
lectura de El Gran Cambio, esa inspiración tuya que nos entregó Wayne W. Dyer.
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