Una mañana gris y lluviosa. Presagia uno de esos días otoñales de paraguas y capa que suelen apoderarse de New York. Mas en este momento me regocijo con la esperanza de ver el arcoíris y con la certeza de que el sol volverá a brillar. Gracias, Padre, en nombre de Jesús, por ponerme a discernir de la mejor manera.
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