Padre, es lógico que siendo mi cuerpo un templo para tu espíritu es, a la vez, el mayor y exclusivo templo que poseo para el desarrollo de mi fe. Al hacerme consciente de todo lo que mi cuerpo es capaz de hacer de manera autónoma, reconozco que sólo por tu omnisciencia he podido ser.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario