No existe un ser humano que no haya sentido alguna vez la poderosa conmoción que produce leer una frase, una oración, un párrafo, un verso, un poema, un libro exquisitamente inspirado. Estoy claro que sólo Tú, Padre, da la exquisitez a la inspiración. De ti busco inspiración, y en nombre de Jesús te la pido.
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