Soy tu hechura íntegra, y Tú eres infalible, Padre. Desde tu perspectiva espiritual soy perfecto para tu divino propósito. Debo elevarme hasta el espíritu para verme exactamente como Tú me ve, para hacerme consciente de cuán importante soy para ti, dado que el centro del universo no es la tierra sino la humanidad, de la cual soy una parte única e irrepetible.
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