Gracias, Padre. Me has hecho ver la salida del laberinto, tu luz al final del túnel. Dame las fuerzas necesarias para resistir con buen talante las contrariedades que se presentan, la sabiduría para eludirlas y seguir adelante sin desasosiego alguno. Tú sabes lo que es necesario para mí. Dame sólo lo que necesito para cumplir con tu propósito, para satisfacer el deseo de servirte. En nombre de Jesús te lo pido.
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