Los testimonios magníficos de que
pusiste muchísimo más dentro del cuerpo de lo que a simple vista se percibe a
diario son ofrecidos por personas con serias discapacidades que las superan
para asombro de quienes somos “completos” y, sin embargo, desconocemos casi por
completo los poderes de la fe y del espíritu para aplicarlos en nuestro
beneficio, independientemente de cualquier carencia física. Gracias en el nombre
de Jesús, Padre, por hacerme consciente de ello.
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