jueves, 6 de mayo de 2010

Reflexión de hoy

Padre, no me siento bien con las fluctuaciones de mi fe; me llenan de preocupación esos períodos durante los cuales se hace casi imperceptible. Revélame la causa, pues quiero que mi fe se quede estable en lo más alto. En este instante empiezo a sospechar de mi pasividad como la causante de mis vaivenes perniciosos, ¿es eso? Dime, Padre. Ya sé, necesito ejercitarla y ejercerla. Gracias, Padre.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hermanito...a mí también me pasan esas cosas.Vivimos tan dormidos. Descuidamos la oración profunda y contemplativa. Se enfría, entonces,
la relación personal con el Señor! Estamos demasiado vertidos hacia afuera...Nos dispersamos en ruidos y movimientos constantes y mecánicos...El contacto interior se pierde, se diluye...hasta la próxima "chispa" que nos despierte y nos invite a RETORNAR...