lunes, 22 de marzo de 2010

Reflexión de hoy

Padre, necesito de tu benevolencia, una vez más; esta vez para realizar el cambio más importante, el cambio radical de mi vida. Concédeme que en lugar de que el temor a tu castigo sea el que mayormente controla mis instintos, que sea siempre el amor el que dicte mis acciones. El temor a Ti da prudencia, pero el amor lo da todo.

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