Entendido, Padre, lo que con frecuencia le falta a mis oraciones es lo mismo que me falta para todo lo demás que hago: entusiasmo estable, el que da la persistencia que acrisola el carácter y nos da la energía para lograr los propósitos. Todavía es muy variable y débil mi estado anímico. Fortalécelo, Padre. Sé que estás conmigo porque cada día Tú me das distintas señales de tus atenciones para mí y los míos, lo cual te agradezco en nombre de Jesús.
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