Siempre
es posible encontrar a quien culpar por mis errores, si acojo como bueno y
válido el razonamiento simplista de para qué culparme yo si puedo culpar a
otro. Pero, si así lo hago, yaceré por siempre bajo el peso de mis errores y
mis culpas. Líbrame de caer en ese súmmum del egoísmo y ayúdame, Padre, a
corregirme y arrepentirme para alcanzar tu perdón. Gracias, en el nombre de
Jesús.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario