El amor a Cristo es en sí mismo felicidad pura. Gracias, Padre, porque como observador casual pude verlo ayer a través de las manifestaciones de hombres y mujeres que ofrecieron testimonios de liberación de un pasado sórdido y de entrega a Jesús después de participar el fin de semana en un encuentro de oración. Fue bueno escucharlos y por ellos, especialmente por los más jóvenes, te pido hoy para que los mantenga disfrutando de tu gracia por siempre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario