Todo lo que tiene vida es por tu voluntad una maravilla incomparable de tu creación divina, Padre. Por ello, pierdo tiempo valioso e irrecuperable, cuando menos, cada vez que caigo en el error de hacer comparaciones con mis congéneres, pues la “ganancia” de las comparaciones siempre se torna en miseria humana: sobreestimación o subestimación, egolatría o envidia. Padre, en nombre de Jesús, gracias por entregarme el saludable y edificante concepto.
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