jueves, 26 de mayo de 2011
Reflexión de hoy
Gracias por esa avecilla que trinó para que mis oídos escucharan, mejor dicho se deleitaran, en momento en que mi mente padecía los ruidos molestosos, dolorosos e insoportables, de preocupaciones no entregadas a ti. El ave no estaba al alcance de mi vista, pero eso no impidió que su canto alcanzara mis sentidos. Y no necesité mirarla para saber que es graciosa, como todas las de tu creación.
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